domingo, 16 de septiembre de 2012

Chesil Beach: eso extraño y fortuito llamado amor

Título: Chesil Beach / Autor: Ian McEwan / Editorial: Anagrama / Año: 2012 / EV.: Recomendable

Desde el mismo día en que uno empieza a flirtear con la idea de escribir le gustaría parecerse a Ian McEwan. Parecerse, al menos, en la manera en la que disecciona los gestos y los sentimientos, trocea, pesa y mide las reacciones, fotografía los ademanes, y hasta dibuja con precisión exacta el calado de cada momento y la forma en que cada uno de los personajes centrales lo sintió. Así lo hace, al menos, en este libro, crónica de una relación en la que todo apunta a que el amor va a imponerse a cualquier otro impedimento, por evidente que éste pueda parecer, que de hecho nos va contagiando ese triunfo de lo auténtico, de la devoción que Florence y Edward acaban profesándose, y nos llena de ese aire puro de las cosas prístinas, que nacen, no aun contaminadas de ninguna clase de cansancio, en las que no habido tiempo para la decepción o el desamor. Por eso entristece aun más cuando alguna de esas cosas llega, en el momento y de la forma más inesperada.

Chesil Beach nos conduce a reflexionar sobre lo fortuito y misterioso del amor, a preguntarnos sobre el tejido mismo de sus hilos, y sobre lo banales que a veces son nuestras respuestas cuando se trata, precisamente, de aquellas personas a las que más amamos.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Ordeno y mando: divertimento de principiantes

Título: Ordeno y mando / Autor: Amélie Nothomb/ Editorial: Anagrama / Año: 2010. EV.: Prescindible


Novelita insustancial que no es, desde luego, la mejor tarjeta de presentación para adentrarse en la obra de Amélie Nothomb. Padece ese pseudoestilo tan desafortunadamente común en la literatura francófona, con vagas reminiscencias de Jean Echenoz, laxo, impreciso a drede, tan salteado de tópicos sin gracia, que la trama se salva del chaparrón a duras penas. Unos cuantos toques de humor más o menos airosos salvan el relato, inundado de vaguedades y trufado de cabos más o menos sueltos. Ensayo de divertimento, que se queda en fuego de artificio, olvidable a los diez minutos de finalizada su lectura.