Cuando
uno, al fin, encuentra el momento para hincarle el diente a Stoner, de John
Williams, se ve reconfortado por la verdad que hay en este escritor sencillo y
efectivo. Y es que la vida de Stoner es la historia de tantas vidas. La vida
como una cadena de sucesos triviales y aleatorios que, sin embargo, determinan
las decisiones más importantes de la propia existencia. No suena muy
emocionante, ¿verdad? Pero la realidad es que se engaña quien pretenda que
nuestro paso por el mundo es otra cosa.
Stoner
es un profesor más o menos gris, en una universidad sin lustre, vagamente
ignorado por sus colegas de profesión, por sus alumnos, en una ciudad vulgar, de
poca monta, que vive una vida insulsa, al lado de una mujer que nunca lo quiso,
y que apenas alcanza a conocer el amor de una manera clandestina y fugaz, acaso
la única experiencia verdadera de su paso por el mundo… Un mundo convulso en el
que, cuando Occidente es amenazado, en el momento de las grandes guerras que
asolan el siglo XX, elige el camino apartado de los héroes, el de los que se
quedan, el de los que nunca tendrán gloria.